Se sabe con certeza, que una de las razas más antiguas de las que en tiempos remotísimos poblaron el Estado de Jalisco, fue la Otomí palabra derivada de (otomitl) acaso desinencia del nombre de un célebre guerrero de esta raza llamado Oton; lo cierto es que de la mezcla de otomíes y nahuas, surgieron las diversas razas indígenas del lugar, entre las cuales podemos encontrar, la raza coca, nombre que según el historiador José Ramírez Flores, es un vocablo coca que en mexicano significa “habitantes del lugar donde abundan las ollas”.
Según la localización geográfica de su lengua, la raza coca habitó por varios siglos en la parte central del Estado de Jalisco, donde se encuentran los lagos de Chapala, Zacoalco, Atotonilco y Sayula.
La primitiva ubicación de los indígenas cocas que más tarde se establecieron en el lugar donde se encuentra la actual ciudad de Cocula, estuvo localizada en un lugar ubicado entre Guadalajara y Acatlán de Juárez, en donde fundaron la congregación denominada Cocollán.
El historiador Ignacio Dávila Garibi afirma en su interesantísimo libro, “El Cacicazgo de la Antigua Cocollán”, que éste fue uno de los más antiguos coacicazgos en tiempos de la denominación Tolteca.
En cuanto a la etimología del nombre, varios autores están concordes en afirmar que la palabra Cocula, es voz híbrida que en el antiguo idioma de sus aborígenes, el idioma coca, se interpreta como “lugar de ondulaciones”, sustantivo al cual corresponde coca, que significa serpiente, ondear, hacer culebrillas, voces que corresponden a la topografía del terreno en que estuvo asentada la antigua Cocollán, que es muy quebrado y lleno de hondonadas.
Como la palabra coca, según dice Ramírez Flores, es de comprobada filiación mexicana, es clarísimo que es plural del gentilicio cócatl, originado del nombre del lugar Cocan que significa “done abundan las ollas”, por estar constituido por la preposición con, que indica abundancia de algo, y el sustantivo cómitl, que significa olla.
En este lugar situado en la amplia región de Chimalhuacán permanecieron tranquilos los cocas por mucho tiempo, dedicados pacíficamente al cultivo de la tierra y la manufactura de pequeñas industrias locales; pero debido al continuo acoso y persecución de los tarascos provenientes de tierras michoacanas, decidieron abandonar su hasta entonces dulce refugio.
Por el año el año de 1380, los cocas mudaron su asiento a la cumbre de un cerro situado cerca de Acatlán, con rumbo a la laguna de Atotonilco o Villa Corona, sonde siguieron sufriendo invasiones y ataques de parte de los aztecas, y de sus implacables enemigos, los tarascos michoacanos.
Por esa época, el señorío de Collimán estaba compuesto por varios latoanazgos entre los cuales estaba el de Cocollán del cual dependían a su vez, los cacicazgos de Tizapán, Acatlán, Tecolotlán, Atengo y Tenamaxtlán.
En el “cuaderno de Tasaciones” escrito por el historiador Ortega el 1528 ya cuenta a “Tamazula, Amula, Teuchitlán, Zapotlán, Avalos, Mazamitla, Xiquilpan, Sayula, Atoyac, Cocula y Colima” como posesiones purépechas.
En las postimerías del dominio de los tarascos, los aztecas designaron a tres poderosos jefes para gobernar la región, siendo ellos Ixtlahuaque, Estipaczt (este último murió en una batalla librada contra los tarascos en un sitio muy cercano a Cocula).
El Señor de Collimán reorganizó las fuerzas de los señoríos afectados y asumiendo la jefatura general del movimiento, en el cual participó el tlatoani Tzitlaltzin de Cocollán, derrotó completamente a los invasores tarascos después de varias batallas, dejando dignamente asentada la independencia de los valientes chimalhuacanos.
Poco después de esta guerra, el jefe de los cocas Tzitlali juzgó necesario mudarse del lugar, estableciéndose en el año de 1519 es un punto estratégico localizado en la serranía arriba de Estipac, aprovechando la circunstancia para cambiar el nombre de Cocollán por el de Cocolan. Para el año de 1521, cuando Hernán Cortés ya había tomado la gran Tenochtitlan los indígenas cocas ya se encontraban establecidos en el pequeño valle rodeado de las altas montañas que como ya se dijo se encuentran arriba de Estipac. Pintoresco valle en medio de la majestuosa serranía por donde baja un crecido río de temporada cuyas aguas inundan en la actualidad una magnifica presa situada al fondo, en donde se inicia el ondulante lomerío de la Caña de los Limones.
Por muchos años (en la época colonial), a este lugar se le siguió llamando Cocolan. Al mismo tiempo que al lugar que ahora ocupa Cocula, se conocía también con el nombre de Coculan donde tuvo su asiento Cocula ante s de ocupar el sitio de donde hoy se encuentra, dice:
“Coculan poseía grandes tesoros los cuales quedaron sepultados donde que allá, por el año de 1527 una formidable tromba arrastro el poblado indígena de los cocas, y quedó destruida totalmente Coculan, lo que lo obligó a las familias supervivientes a mudar de asiento. Bajo los escombros y el lodo en que la catástrofe convirtió a Cocula, se han encontrado los cimientos de los antiguos edificios, y con más frecuencia, entre los de las mezquita, numerosos ídolos y figuras curiosas demasiado extravagantes y antiguas”.
Como se sabe, el capitán Alonfo de Avalos realizó pacíficamente la conquista de la provincia que lleva su nombre, la cual, según asientan Ramírez Flores, tuvo por cabecera a Sayula, y abarca los pueblos de Acatlán, Amacueca, Atemajac, Atoyac, Atengo, Ajijic, Apango, Cocula, Chapala, Juanacatlán, Tapalpa, Techaluta, Teocutatlán, Tizapán, Texcueca y Zacoalco.
En el año de 1532 llegaron a este lugar los conquistadores españoles los frailes franciscanos que convocaron a los supervivientes de Coculán en lo que en su municipio ellos llamaron Villa de Cázares; tal vez por el apellido del capitán español a cuyo mando llego a Cocula la expedición.
A principio de 1532 llegó a Cocula Fray Miguel de Bolonia, quien bautizó a la ciudad, con el nombre de Villa de San Miguel, ordenando de inmediato la construcción de su iglesia parroquial que tendría como santo patrono a San Miguel Arcángel.
El templo parroquial se construyó en 42 años, y durante ese lapso la hermosísima y muy venerada imagen del príncipe de los ángeles recibió culto en una enrramada de zacate, la actual parroquia y curato de Cocula se ubica en el predio que antiguamente ocupó el convento de los frailes franciscanos que en número de 72 rigieron espiritualmente esta parroquia siendo el primero en la lista Fray Antonio Policarpo Piñel, y el último Fray Sixto Valenzuela, quien a las 11:00 de la mañana del día 27 de agosto de 1885, por disposición de la Santa Sede, entregó al gobierno eclesiástico, que hasta entonces había ejercido el clero regular, al clero secular representado por su primer cura párroco que fue el doctor Don Ignacio Díaz.
La ciudad de Cocula, puede justamente enorgullecerse de poseer un valiosísimo archivo parroquial de los más completos y antiguos con que cuenta el Estado de Jalisco, ya que da principio el 7 noviembre de 1555, 34 años después de la conquista de México, siendo el 3er. Virrey de esta provincia Don Gastón de Peralta.
La ciudad está dividida en cuatro barrios que son: La Ascensión, San Pedro, Santiago, y San Juan. En ellos se da culto solemne a Cristo en su ascensión al cielo, y a los santos a quienes están dedicados. El templo de la Ascensión se erigió en 1740 y el de San Juan en 1740 y el de San Juan en 1769. Cocula cuenta con ocho hermosos templos entre los cuales la Parroquia, la Tercera Orden, La Purísima, y los dos antes mencionados, son los más antiguos, siendo los restantes posteriores.
Referencias: http://cocula.gob.mx/pags/historia_de_cocula.html
http://cocula.gob.mx/pags/historia_de_cocula_2.html